Paseos, pensamientos y confesiones(Lily Evans)

Por la noche, después de terminar mi ronda por el sexto piso, decidí ir a pasear bajo el amparo de la noche. Al ser Merodeador, conocía mil maneras de salir del castillo sin que me pillaran, así que sorteé la vigilancia de Filch(OFF: Digo yo que con lo viejo que es el hombre este, cuando los Merodeadores ya estaba ahí fregando y gruñendo con Peeves)y me fui a la linde del bosque prohibido. Necesitaba estar un rato solo para poner en orden mis pensamientos. No conseguía quitarme de la cabeza la imagen de James besando a Lily en la Lechucería, y cada vez que pensaba en ello, mis puños se cerraban involuntariamente. A menudo trataba de consolarme a mí mismo, diciéndome que debería alegrarme por ellos. Pero no lo conseguía.

Me sobresalté al oír aquella voz, pero cuando vi que se trataba de Lily, me sonrojé, mientras sentía como mi corazón empezaba a bombear sangre a toda velocidad.

-B-buenas noches, Lily -sonreí-. Estoy dando un paseo nocturno. Hace un fresquito tan agradable...

Me fijé en su cara y supe que ella también tenía algún problema.

-¿Te sucede algo? No pareces tener buena cara hoy...

Le paso cariñosamente un brazo por los hombros y le invito a sentarse a mi lado.

-Vamos, Lily -le digo con mi voz más dulce-. Puedes confiar en mí y contarme cualquier cosa que te pase. Para algo somos amigos, ¿no?

En cuanto terminé de escuchar a Lily, el corazón me dio un salto, y sentí renacer la esperanza en mi interior.

-No juzgues mal a James, es su manera de ser. Te aseguro que es más maduro que lo que aparenta las 24 horas del día...

Cuando acabé de hablar tragué saliva y miré directamente a sus ojos verdes.

-Lily...Lily, yo...yo quiero decirte algo, pero no sé si debo...

Tomé aire y me preparé para contestarle, tratando de acallar los latidos desenfrenados de mi corazón.

-L-lo que quiero decirte es, que...q-que...y-yo...Lily, ¡t-tú me gustas!

Después de que casi gritara al aire esas tres últimas palabras, creí morir de la verguenza y empecé:

-Lo siento, lo siento si te he molestado diciéndote esto, pero no pude evitar ver cómo James y tú os besabais antes ¡y me morí de celos! He intentado olvidarme de eso porque ambos sois mis amigos y si James o tú os dábais cuenta de que me gustabas, nuestra amistad podría desaparecer. ¡Perdón!

Giré la cabeza, pues me estaban dando ganas de llorar y no quería que Lily me viera hacerlo. Una lágrima solitaria salió de mi ojo y cayó al suelo.

Su respuesta me hizo sentir a la vez tristeza y alegría. Alegría, por que no me había dicho que no, y tristeza, porque tampoco me había dicho que sí. No obstante, le tomé la mano con la que me había acariciado y le sonreí.

-De acuerdo Yo te esperaré, y cuando tomes tu decisión la aceptaré, sea cual sea.

Me vino un bostezo tan repentino como involuntario.

-Me ha dado algo de sueño...¿volvemos a la sala común? No quiero que mañana me regañe McGonagall por llegar tarde